2008-06-11

Rasgos de mí locura en un mundo de cuerdos

Pensaba esto loco que los alimentos servían para alimentar, pero los cuerdos de esto mundo perciben en ellos otra utilidad: Los alimentos son una buena inversión y “la agricultura se ha convertido en una inversión alternativa y atractiva” [El País]

Pensaba este loco qué los escándalos de empresas como Enron tendrían consecuencias en la regulación y fiscalización del mercado de capitales, pero los cuerdos de esto mundo deprisa olvidaron la lección. Los efectos de la burbuja inmobiliaria están ahí.

Tras la crisis, en que “los que se encargan de controlar el riesgo especulativo en la Comisión del Mercado de Valores estadounidense (SEC) se quedaron dormidos al volante, al igual que los responsables de los bancos centrales de Estados Unidos y Reino Unido, y el nuevo Banco Central Europeo” [Samuelson, El País], no ha pasado nada. Ni un simple despido entre los que se quedaron dormidos. Ni un simple despido en las agencias de información financiera y en las grandes consultoras. Mucho menos un única dimisión por decoro y vergüenza. ¡Claro, solo un loco como yo presentaría su demisión! Mucho más sencillo es el señor Jean-Claude Trichet y sus pares anunciaren medidas para combatir la inflación. Mucho más sencillo es que los responsables ignoren sus responsabilidades, haciendo de cuenta que son solamente cosquillas y que no ha pasado nada.

Los cuerdos defensores del liberalismo económico son los primeros a exigir la intervención del Estado, los primeros a demandar subsidios para paliar la subida de los carburantes. ¡Viva el mercado libre! ¡Abajo la intervención del Estado en la economía! Y soy yo quien está loco…

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